Contribuyentes

martes, 30 de noviembre de 2010

De tolerancia y tolerantes

Tolerar algo, según el diccionario que tengo criando polvo en la estanteria del salón, viene a ser:

1. tr. Sufrir, llevar con pesar o paciencia. Consentir.
2. tr. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.
3. tr. Resistir, soportar, especialmente un alimento, o una medicina.

Esto significa que los tolerantes, son aquellos que "hacen un favor" a quienes no piensan como ellos.
El favor, quizás, de seguir dirigiéndoles la palabra. O de no insultarles. O de no escupirles. O de contenerse en vez de decir lo que realmente piensan.
No me gusta estar rodeado de gente que "me tolera".
Quienes me toleran, me insultan por omisión.

Saberme rodeado de personas que se están aguantando, -aunque nunca se sabe durante cuanto tiempo-, es una angustia para todos. Para los que se tienen que aguantar, y para los que no sabemos cuanto tiempo aguantaran. Y lo peor, es que se aguantaran frente a quienes no son de su cuerda -a los tolerados-, pero en el momento en el que nos pierdan de vista, se descargaran a gusto con otros tolerantes.

Tolerar es lo mismo que ser un falso. Un hipócrita. Tener doble moral. Aparentar. Piensan una cosa pero dicen otra. O se callan lo que piensan.
Que cosas se encuentra uno en el diccionario.

lunes, 29 de noviembre de 2010

De apariencias

Es grato comprobar como la gente se acuerda de uno.
Saber que siguen contando conmigo (o, en ocasiones, con mis conocimientos sobre cuestiones electrónicas o informáticas), me produce una agradable sensación.
A mi me gusta echar una mano, y si además, estoy en buena compañia ante un café, soy feliz. No necesito más.
No necesito rodearme de conocidos y hacer el imbecil ante una cámara de fotos para dar a entender a quien me ha agregado al feisbuk, que me lo he pasado bien. No necesito demostrarle a nadie como me lo paso. Yo no vivo de apariencias.
Cuando quedo con alguien para hacer unas fotos a la luna y compartir truquillos y experiencias para mejorar la calidad, o para dar clases de informática en el centro cultural a personas mallores o lejanas a estas lindes, cuando me proponen acercarme para un café con ajuste de portatil incluido, cuando simplemente me llaman para charlar, o proponerme una ruta en bicicleta...cuando hago cualquiera de estas cosas, lo vivo, lo disfruto...pero no me veo en la imperiosa necesidad de -intentar- demostrarle a los demas que me lo he pasado bien. O mejor que ellos. Supongo que quienes se dedican a esas lindes, lo hacen precisamente por lo contrario de lo que quieren aparentar: Por tener unas vidas realmente vacias de contenido. Unas vidas aburridas. Por que, por querer ser como los demás se les ha ido la mano y tratan de aparentar ser mejores que los demas. Y es algo verdaderamente triste, cuando lo haces por despecho. O por ignorancia. O por estupidez.
Por que todo eso tiene cura si lo tratas a tiempo. Cuando te acostumbras a vivir en una vida que es mentira -o exageración-, te acostumbras a vivir asi. Y lo ves como algo normal.
En la vida, al igual que en el sexo, es necesario dejar algo para la imaginación. Y algo para lo privado. Cuando haces que tu vida sea totalmente pública por querer aparentar, corres el riesgo de que la gente se ria de ti. Y de que encima, no te enteres.
Dice una frase que particularmente me gusta mucho: "Siempre es mejor aparentar ser menos, pero tampoco dar lástima".
Por otro lado, esta obsesión por mantener una imagen explica muchos comportamientos aberrantes, e incluso tiene su pertinente estudio y denominación patológica.
No digo yo, -faltaría más, pues no soy autoridad de ningún tipo en este ambito-, que de vez en cuando y en determinadas circunstancias no sea necesario el dar a entender una idea de uno mismo, que no es exacta al 100%. Como cuando se acude a una entrevista de trabajo. Pero una cosa es hacerlo por omisión y que quien está enfrente lo piense, y otra cosa es armarse de imaginación y directamente... mentir e inventar.
Supongo que la solución pasa por aceptarse, en primera instancia, a uno mismo. Y a partir de ahí, analizar y observar lo que nos rodea. Muchas cosas se pueden sustituir. Otras, solamente se pueden modificar un poco. Pero todo vale si se trabaja de la mano de la honestidad, para lograr acercarnos a esa visión que tenemos en mente, y que en la actualidad simplemente queremos aparentar, pero sin hacer nada en modo práctico para llegar a ella.
Que triste en vivir de apariencias...

domingo, 28 de noviembre de 2010

De despreocupaciones

Hoy me he despreocupado del mundo. Y no por que no tuviese alguna cosa que hacer a pesar de ser domingo.
Tengo que hacerle un pequeño mantenimiento al coche, ordenar la leonera donde tengo los trastos informáticos, afeitarme...
Pero he decidido que hoy...no. Ahora no, al menos.
Me voy a dedicar un día. Por que yo lo valgo.
Practicaré la incomunicación social durante unas horas.
Veré la tele...si me apetece.
Escribiré esta entrada...hasta que decida dejar de hacerlo.

Afuera hace frío, y con la estufa calentándome las pantorrillas, embutido en una  vieja, -pero amorosa- bata,  se está tan a gusto, que ni me planteo el hacer otra cosa.
Hoy no van conmigo los problemas de nadie.
Hoy, me da igual la política, el tráfico, los hechos y las intenciones...en definitiva, hoy me da igual lo ajeno.
Seguramente, saque de la funda mi bajo, y decida tocar una rato, rememorando aquellos maravillosos años,
Hasta que de nuevo decida que mi digitación ya no es lo que era, o que las cuerdas que siempre digo que tendré que cambiar y nunca cambio, me digan entre armónicos que las deje morir en paz.
Quizás, hasta decida terminal alguna de las ediciones en vídeo que tengo pendientes, de las vacaciones a Frankfurt, o a Portugal. Por el simple hecho de poder verlo todo de un tirón en la tele grande del salón, en vez de en fragmentos de 5 minutos en el monitor del ordenador.
Qué a gusto se está, joder.
Me voy a hacer otro reconfortante colacao. Me lo volveré a beber despacio por que lo haré muy caliente.Me gusta que queme un poco.
Hoy voy a dejar en paz a los de ultra-derecha (disfrazados de "simplemente derecha") que tantas trabas me ponen a la hora de ser uno más, por que me tiro a un tío, en vez de a una tía.. Y al alcalde. Tampoco le diré al alcalde que se meta los triquipunes limitadores de velocidad por el orto. Y al concejal de urbanismo, a quien tampoco le pediré explicaciones de por que se empeña en torturarnos perpetuamente con obras y cambios que nadie le ha pedido, pero que el ha decidido por nosotros. Y a PARTE de los componentes de determinadas fuerzas de seguridad del estado, que nunca ves cuando necesitas, pero que luego tocan los huevos a la hora de reprocharte una conducción lineal. Y a PARTE de los funcionarios que se han acomodado en su puestos, sabiéndose poseedores de un sueldo de por vida que siempre les sabe a poco, sin iniciativa ni propuestas, llenos de resignación, mirando una y otra vez el reloj, calculando el tiempo de jornada laboral que les queda.
Tampoco voy  a decir nada de los operadores de telefonía, que se empeñan en activar cosas y después decir que has sido tu quien, al no negarte, has consentido la activación. No me apetece hablar ni siquiera sobre quienes teniendo casi 4 sueldos cada mes, y 3 o 4 viviendas en propiedad, se quejan más que yo, -que no llego ni a mileurista-, de lo difícil que es llegar a fin de mes. ¿Que ellos se lo han currado?. Of course. Por eso no pueden quejarse. No al menos al mismo nivel que yo. Quéjate del precio de la asistenta, o del limpia piscinas, o de los viajes a Bora-Bora. Pero no te quejes de lo caro que sale el cine, o la tapa de pimientos de padrón. Rata.
Hoy, ni siquiera voy a quejarme en voz alta de la cantidad de mierda que escupen todos y cada uno de los canales de televisión TDT. No confundamos "calidad en la transmisión" con "calidad de contenido". Una cosa es que pongan mierda, y otra es que esa mierda se vea en alta definición, o que puedas interactuar con ella.
Voy a conectar el ampli y a machacar un poco mis tímpanos.

viernes, 26 de noviembre de 2010

De hechos e intenciones

Siempre he creído que, si hubiese una forma de probar con exactitud una intención, esta, seria más importante que el propio hecho.
En la actualidad, únicamente podemos "probar" una intención, basándonos en los hechos.
Y habitualmente, al parecer,  el índice de éxito probando intenciones es muy alto, pero en cualquier caso, no deja de ser una conclusión a la que se llega a raíz de los hechos.
Por ejemplo:
Si pillamos a alguien una noche calurosa, en mitad de un monte, acercando una cerilla encendida a un montón de hierba seca, lo primero que pensaremos es en que se trata de un pirómano.
Pero quizás, esa persona simplemente había salido a hacer una pequeña ruta de senderismo nocturno (cosa poco frecuente pero  existente), y durante la ruta, se le calló el llavero, y lo estaba buscando.

El probar esto es jodidamente complicado. Y como hay determinados sectores de la humanidad que se empeñan en pensar primero en la culpabilidad, antes que en la probabilidad de inocencia,  la cosa se complica todavía más.

Si de alguna forma se pudiese "obligar a decir la verdad", o "leer la mente", estoy completamente seguro de que muchas de las cosas que a priori nos parecen deleznables, no lo serian tanto, o no lo serian en absoluto.

He de añadir también, que parte de los hechos que se prueban, no incluyen intencionalidad. Por ejemplo, los accidentes o las irresponsabilidades. O los accidentes fruto de las irresponsabilidades.

Y releyendo todo lo anterior, me doy cuenta de que esto, -lo de pensar en la inocencia antes que en la culpabilidad-, es una virtud de una minoría.
Así nos metemos cada ostia de escándalo.
Pero está en los genes.
Al otro lado del ring se encuentran quienes siempre están a la defensiva, leyendo entre líneas, tratando de encontrar en todo lo que se dice o lo que no se dice, se hace o se omite, algún motivo para pensar mal de alguien.
Quienes piensan primero en la culpabilidad. Quienes debido a esa actitud se encuentran en un perenne estado de odio, más o menos moderado. Un estado que termina provocando malestar.
También está en los genes.
Y es muy sencillo identificar a los unos y los otros para, de esa forma, saber a quien acercarse y de quien alejarse
Basta con observar en silencio.
Durante una conversión distendida sobre cualquier cosa, están quienes se alegran por lo ajeno,  y quienes no se inmutan, o incluso quienes dedican alguna frase del estilo "a saber como lo haría".

Quienes disfrutan se rien y se recrean contando una anécdota, y quienes cuentan una cosa que les han querido hacer.
Los que se aprovechan de los resquicios legales para no declarar a hacienda un bien o un ingreso, y quienes ni siquiera se plantean el hacer algo así.
Los que prefieren regalar un regalo cutre adornándolo con cutrerias, y quienes regalan algo igual de barato -o gratuito-, que les ha costado muchas horas de dedicación.
Quienes aprecian, más que el propio regalo, esas horas de dedicación, o quienes alaban el propio regalo que acaban de realizar.
Los que siempre piden favores o nunca se ofrecen para hacerlos, o los que constantemente estamos diciendo ¿te acerco? ¿te llamo? ¿te lo reparo? ¿te lo bajo de internet...?.
Las intenciones van delante de los hechos.
Pero más tarde o más temprano, la gente acaba calando a quien tiene enfrente. Sólo es cuestión de tiempo...

domingo, 21 de noviembre de 2010

De risas

Risas. Enorme sobremesa entre cafés y algún chupito de crema de orujo, tras, tambien, una enorme cena preparada por un magnífico cocinero para sus amigos, en casa de uno de ellos. Al otro lado del cristal, la lluvia, el viento y el odio, lo golpean sin ningún tipo de consecuencia. Me siento seguro. Me siento bien. La compañía es muy agradable. Las atenciones están en armonía con el ambiente. Hablamos sobre sentimientos, sobre amor, sobre proyectos de futuro, sobre parejas. Las tres parejas. Hablamos de gente que ya pertenece al pasado. De libertad. De no continuar en el lugar de quien sólo sirve para recoger las migas. Me siento amparado. Me rodean personas humildes. Personas que no tienen otra intención que la de preocuparse por el bienestar de los presentes en ese momento. Me dan puntos de vista con los que no había contado. Puntos de vista totalmente imparciales y objetivos que no hacen otra cosa que reafirmar mi razonamiento. El razonamiento que  hace días que  me preocupaba...pero poco. Ahora, ya no me preocupa. Todo ha quedado bastante claro.La fiera ha conseguido salir de su jaula, ha revoloteado a mi alrededor, y se ha quedado sin fuerzas. Cada cual tenemos nuestro destino. en ocasiones caminaremos juntos, y en ocasiones caminaremos separados. No quiero caminar junto a quien me considera un lastre. Hace tiempo que solo doy sin recibir nada a cambio. Nada bueno, al menos. Me he sentido respetado. Querido. Arropado. Que placer el volver a sentirse así después de tanto tiempo de recibir...indiferencia. Interiormente me sonrió, cuando recuerdo a quien  se creía en posición de darme "clases de amistad y respeto para con los demás". Desde mi posición privilegiada en la cabecera de la mesa observo la animosidad de los contertulios en silencio. Me gusta. Me he olvidado del cinismo que otros me venían aplicando. Estoy rodeado de personas que no intentan competir entre ellos. Que no manipulan. Que no exigen. Que valoran. Que respetan. Noto como si me diesen el empujón de arranque, que necesitaba, después de que otros me hubiesen arrancado los cables de las bujías.
Veo otro mundo más allá del gueto en el que me habían empujado a vivir. Un mundo en color. Un mundo al que me acerco timidamente... Un mundo al que me invitan a entrar con alfombra roja. Me da un poco de miedo, despues de haber sido expulsado del mundo en el que vivia...pero voy a intentarlo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

De cínicos

 Según la rae: cinismo.
(Del lat. Cynismus)
 1. m. Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.
2. m. Impudencia, obscenidad descarada.
3. m. Doctrina de los cínicos (pertenecientes a la escuela de los discípulos de Sócrates).
4. m. desus. Afectación de desaseo y grosería.

Dicho de otro modo, insultar indirectamente, por acción u omisión.
Tirar la piedra y esconder la mano.

Por ejemplo, cuando alguien dice algo negativo sobre ti, mientras habla con una tercera persona, pero sin pronunciar tu nombre.
A menudo se defienden con un “yo no he dicho que fueses tu. Si te das por aludido…por algo será…
El cinismo es sinónimo de cobardía. No se atreven a decir las cosas directamente, y se escudan entre juegos de palabras tan simples que recuerdan a los crios de corta edad.

También suele ser el recurso de los que no tienen argumentos, o de quienes se mueven empujados exclusivamente por las apariencias, evitando así el que se les pueda reprochar el haber atacado a alguien.

Según una revista de psicología, definen al cínico, así “El cinismo, mas allá de ser una corriente filosófica, se utiliza mas que para indicar la acción en propio beneficio, a aquellos que actuan sin verguenza o apego a las buenas costumbres. Aunque, si nos guiamos por su uso filosófico, sería mas bien una suerte de pesimismo crítico y no necesariamente desverguenza.

Según los griegos, el cinismo tiene mas relación con la hipocresía, la doble moral, el hablar o actuar de forma distinta a lo que realmente se piensa o se cree, o incluso actuar siendo conciente de que su actuación puede causar daño, pero aun así, seguir adelante por puro placer.

Todos tenemos nuestro punto de cinismo. Incluso los que creemos (de forma etimológica) en el estado puro y natural del hombre sin tabues sociales.
Creer que el mundo algún día será un buen lugar donde vivir, es a todas luces cínico.
Pero es un cinismo positivo.
Creer que el mundo seria mejor si todos fuesen de nuestra cuerda, es un cinismo negativo, por egoísta e hipócrita.

Según la red, el perfil del perfecto cínico seria así:
Hombre (62%) o mujer (38%) de mediana edad (35 años), con algún episodio de frustración severa a lo largo de su vida, deseos no cumplidos, ideas conservadoras, estatus medio-alto, acomodado y sin preocupaciones económicas..

En cualquier caso, estos 3 o cuatro últimos párrafos, son definiciones  históricas. En la actualidad, la hipocresía y el cinismo van de la mano y, a menudo, son utilizados, como decía al principio, por personas carentes de principios sólidos, con una personalidad débil, y movidos por otros intereses que no son los que realmente dicen en publico.

Una persona cínica no es de fiar. Mas tarde o mas temprano se volverá en contra de esos “otros principios” y nos hará daño.

Tratar de hacer razonar a una persona así suele ser una pérdida de tiempo, pues el dialecto cínico suele ser un bucle infinito.

PD He sido cínico en esta entrada. Y me reafirmo hasta en el último acento.

viernes, 19 de noviembre de 2010

De guardias de tráfico

Es que hoy me paró tráfico.
Y lo que siempre se dice en estos casos es que "yo no hice nada" o "yo iba circulando perfectamene".
Pero ni voy a decir esto, ni lo contrario. Yo lo cuento de forma imparcial, y luego doy mi opinión.

13:30 zulú. Voy por la autopista, reduciendo la velocidad por que me acercaba al peaje. Iba a unos 50Km/h (en tercera), por que me faltaban apenas 200 metros para la cabina de pago.
Estaba entrando en la parte "ancha" que bifurca los dos carriles para las distintas cabinas de peaje. Yo estaba circulando por el carril de la derecha.
De seguir recto, entraría en una cabina de pago manual.
Por el carril de la izquierda, a una velocidad superior a la mía, adelantaba demasiado próximo a las cabinas, un vehículo. De seguir recto, entraría en la cabina de telepeaje automático. 
El vehículo en cuestión,  intenta "colarse" delante de mi, y le pité, para hacerle ver que no cabia entre el vehículo que me precedía y el mio, sin provocar que yo frenase de forma demasiado brusca, dada la proximidad del peaje.
Por eso, el vehículo decidió pasar por detrás de mi, entrando en la cabina de pago de mi derecha.
Entramos en nuestras respectivas cabinas de pago, casi de forma simultanea.
Mientras el conductor de ese vehículo paga, el acompañante sale del vehículo para coger algo del maletero, y vuelve a subirse al coche.
Ellos arrancan primero.

Un kilómetro mas adelante, ese conductor circula a una velocidad un pelín lenta. Unos 80-90 km/h, en una autopista limitada a 120Km/h.
Decido no adelantarlo, creyendo que se trata del típico imbécil que empieza a acelerar cuando lo vas a adelantar.
Otro kilómetro mas adelante, por fin metemos la quinta velocidad, llegando a superar los 120km/h. Yo me quedé ahí. El los superó con creces, aumentando hasta en unos 100 metros la distancia entre nuestros vehículos. Otro dia quizas fuese yo quien los superase en 15 o 20km/h el límite, pero hoy no tenia prisa.
De pronto, sin tocar el freno, empieza a reducir la velocidad, a la vez que una mano por la ventanilla del acompañante coloca un rotativo magnético de color azul sobre el techo del vehículo, y me hace señas para que me detenga a la derecha, mientras las luces de emergencia son accionadas.

"Ya la liamos" me dije...
Al detenernos, salen dos personas (el que se dirigió a mi estaba muy bueno, todo hay que decirlo). Iba de paisano. El otro salió del vehículo colocándose un chaleco reflectante con el la inscripción "GUARDIA CIVIL" en la parte delantera, y se situó en posición de vigilancia fuera de mi ángulo de visión en la parte posterior de mi vehículo, examinando -imagino-, alguna anomalía por la que poder denunciarme, o impedir que saliese huyendo, o las dos cosas.
El Guardia que estaba más bueno, me da los buenos días, me enseña su cartera con el carné identificativo correspondiente que apenas me da tiempo a leer, recordándome a las películas cómicas de falsificadores,  y, antes de que me dijese nada más, le pregunto si  me han parado por el "quiebro" del peaje.
Me responde que sí, y aunque se me ocurrió decirle que no hacia falta que me parase para disculparse, decidí dejarlo hacer.
Solicita la documentación correspondiente (del vehículo, carné de conducir, carné de identidad, seguro...esas cosas).
Se vuelve a su vehículo. El otro guardia también.
Mientras espero, me doy cuenta de que es el vehículo particular de uno de ellos, y no un vehículo camuflado oficial.
Ruedas nuevas para la edad según matrícula del vehículo, cuidado extremo, sin antenas para la emisora, por lo que no tenia emisora, y el rotativo lo tenia en el maletero ( fué eso lo que cogió del maletero mientras pagaba el peaje).
Entonces, ¿para qué me pidió la documentación?
¿Por qué el otro guardia entró también en el coche?
Debería de haberse quedado en su puesto.
Cuando regresa, me devuelve mi documentación a la vez que me indica que "por esta vez lo va a dejar correr". Trinco mi documentación, y le digo con tono amable (no es cosa de cabrear a este tipo de personas), que realmente les tendría que haber parado yo a ellos. Pero que la ley no me deja. Iniciamos así un breve pero intenso debate sobre cual de los dos era culpable de cometer alguna infracción, con medio coche fuera del arcén, mientras los vehículos pasan zumbando a un metro de nosotros, y entre miradas furtivas a su paquete, que me quedaba a la altura de la cabeza, al otro lado de mi ventanilla.
El insistía en que yo tenia que haberle dejado meterse delante de mi. !!! Es que había puesto el intermitente ¡¡¡
Yo insistía en que el intermitente es para indicar una intención, pero que no concede mágicamente ninguna preferencia ni prioridad.Y que yo iba delante.
Y que el peaje se ve desde 900 metros antes, y está indicado 2 km antes, por lo que ir adelantando a todo el mundo hasta el último metro para adelantar 7 u 8 puestos y no pillar cola de pago, es una forma un tanto rancia de conducir, viniendo de alguien que se supone que tiene que dar ejemplo.
De nuevo insistió en que yo debería de facilitarle la incorporación, y que "quiere pensar que no lo vi". 
Claro que te vi, -le repliqué-. ¿No te acuerdas de que te he pitado? 
Aproveché mi turno de réplica para recordarle, una vez pagado el peaje, su jugarreta de incitación al pique, circulando de forma demasiado lenta al principio, con la intención de que lo adelantase, y acelerando  para ver si lo seguía de cerca excediendo el límite, al ver que no me picaba de la primera forma.
Añadí que no le quedaba bien ese tipo de actitud a quienes en teoría están para prevenir accidentes, no para provocarlos.

El pasó por alto este último comentario, volviendo al peaje y a mi impedimento para dejarlo meter delante.
Evidentemente, yo tenia razón, pero él era guardia. Y eso son tablas.
Incluso mencionó "conducción negligente" cuando le pregunté por qué me hubiese denunciado.

Cuando dimos por terminada la tertulia, no les deseé un buen servicio, por que era obvio que no estaban de servicio, dada la improvisación.

No me puse nervioso, algo que siempre me ocurre, hasta cuando me paran para un control de alcoholemia sin haber bebido.
Hasta podría reconocer que tuve mi puntito (muy poquito) chulesco.  Es que me estaba acordando de una entrada anterior, donde indicaba que quienes pueden hacer algo, no tienen por que llevarlo a cabo sin motivos, cosa que me revienta. Y este era un caso clarísimo de bacile. O quizás no. Es posible que el guardia de verdad se creyese en posesión de la razón. Supongo que por que está acostumbrado a que cuando va en el vehículo oficial, el resto de los conductores le cedan el paso, como en una procesión religiosa, pero yo no lo hice, y eso le debió de chocar. También me llamó la atención el que no me detuviese inmediatamente después de salir de las cabinas de peaje, y me dejase rodar casi 5 km detrás de el antes de pararme en el arcén, un lugar bastante mas peligroso que  la anchura del peaje de 9 cabinas con zona de descanso. Estaba claro que quería ver si me picaba, incitándome al pique.
Me pregunto si un guardia civil, por muy bueno que esté, que no se si lo he dicho antes,  puede llevar en su vehículo particular, elementos de su trabajo como son el rotativo magnético que guardaba en el maletero, el chaleco serigrafiado y quizás, un block de denuncias.
Me pregunto también si puede trasladar mi documentación a su vehículo no provisto de emisora ni ordenador, y, en ese caso, me pregunto el por qué y para qué.
Me pregunto si esos ojitos azules me estaban bacilando o me había detenido "en serio".
Me pregunto por qué ya no me pone nervioso la guardia civil de tráfico.

jueves, 18 de noviembre de 2010

De religión vs clero

El otro día llegó a mí, uno de esos PPS´s sobre la iglesia en España.
Trataba sobre el tema económico.
El resumen de lo que decía, viene siendo algo así:
-La iglesia no declara a hacienda por los sueldos del clero.
-No paga impuesto de transmisiones.
-No paga impuestos por actos jurídicos documentados.
-No paga IVA.
-No paga IBI
-No paga IRPF
Su facturación anual, solamente en España, como empresa, es superior a Telefónica, Inditex o El Corte Ingles.
Encima, recibe aportaciones del estado por los acuerdos con el Vaticano, renovados 3 veces en 25 años y siempre al alza, también recibe aportaciones económicas de distintos ministerios, de las comunidades autónomas y "no se puede saber, ni con lejana exactitud" sus ingresos derivados de donativos y cobros "B" por ceremonias, eventos y/o celebraciones en efectivo.
Con nuestros impuestos, (marques o no la casilla correspondiente en tu declaración), pagamos el sueldo a 32.000 curas, 15.000 profesores de religión elegidos por ellos mismos, y cualquier obra de restauración o conservación de su patrimonio, así como escuelas concertadas y/o seminarios.
La iglesia en España goza de un patrimonio superior a los del propio Estado, nos cuesta mucho dinero siendo tan rica y encima, nos llama pecadores.
Aquí no he mencionado el montante correspondiente a las diferentes obras de arte, antigüedades y patrimonio de la humanidad en general, custodiado de forma exclusiva por la Iglesia. Por ejemplo, la sábana santa no es propiedad de la iglesia, pero nadie mas que ellos pueden decidir su uso, estudio o si se cobra o no por exponerla, así como los diferentes cánones de autor cuando se editan determinados documentales.

Un pico muy interesante, también lo recaudan de nichos, flores, fotografías/fotógrafos en exclusividad, souvenirs, mercandaising, publicidad, bautizos, bodas, comuniones, confirmaciones, aniversarios, defunciones, funerales, visitas a domicilio, extremauciones... y luego nos hablan de moral y sinceridad.
Además de lo que cobran, habría que mencionar por lo que no pagan, como determinados servicios de telefonía fija, móvil o internet, comida, cesiones y donativos en bienes materiales por particulares y empresas privadas, y, pro supuesto, la "cuota de fé", que no viene siendo otra cosa, que eso: Una cuota por determinadas cuestiones como apadrinamientos a través de la iglesia. Dinero que gestiona la iglesia de forma exclusiva.
Y por último, y seguro que se me queda alguna cosa en el tintero, la ingente cantidad de voluntarios en pro de la iglesia, que no cobran (e incluso pueden llegar a abonar), por prestar servicios parroquiales, como por ejemplo, los monaguillos. undostres, responda otra vez.


Y me permito un cálculo, para nada acertado, pero muy a la baja, de lo que sería un calculo real.
Sólo los sueldos de un año de los representantes de la fé en España, (sin contar nada mas, sólo los sueldos), salen por la friolera de 677 millones de euros, o 112.836.096.000 pesetas de las de antes (poniendo que todos cobren 1200 euros BRUTOS al mes, que igual cobran un poquito mas).
No hay más preguntas señoría.

Qué caro sale tener fé. Así, no hay quien llegue a fin de mes.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

De sinceridad desatada

Muchas veces me planteo el no decir lo que pienso o lo que siento, para no  hacer crecer una bola dialéctica de nieve.
Hay ocasiones en las que gritar un silencio, llena más que una tonelada de verdades.
Pero tengo un gran problema: Me puede mi sinceridad. O mi falta de hipocresía. No se si hay alguna diferencia.
Y me gusta dar pequeñas "lecciones cotidianas" si sé que quien las recibe, va a hacer buen uso de ellas.
Tratar de hacer pensar a quien no tiene cerebro, hace tiempo que lo asumí como una pérdida de tiempo.
Por eso, a veces, -decía-, tengo que decir las cosas tal y como las pienso. Sin añadir suavizante ni nada. Así, en bruto.
Adornar una frase tipo "no me hagas responsable de tus errores" con añadidos acolchantes, es, en primera instancia, distorsionar lo que se está diciendo, provocando quizás en quien la escucha sensación de menor gravedad, y, en segundo lugar, desvirtúa la contundencia de la misma, pues, si quieres decir algo para que tenga un efecto determinado, hay que decirlo de una forma determinada. Y yo creo que esa forma determinada es, directamente.
Claro, di tú que en vez de decir "no me hagas responsable de tus errores", podría decir, "tienes que tratar de hacerlo mejor", que implica el que no cometas errores y, por ende,  no me responsabilices de ellos. Pero ¿a que no es lo mismo?
También podría decir "intenta asumir tus fallos", que se aproxima más a la frase original, pero carece de la gravedad necesaria.
Vamos, que se puede decir de mil formas, pero sólo unas pocas son contundentes y, sobre todo claras.

Pero aquí tenemos la segunda parte de la película, que consiste en que, a quien le comentes esa frase, le parezca, digamos...como el culo.
De ahí, que me plantee a veces el callarme la boca, no por el hecho de no crear polémicas, que a eso uno ya se ha acostumbrado hace años. Ni siquiera, por no dejar claro que  uno no es idiota y que, aunque a veces trague errores ajenos, lo haga por afán de tolerancia y adaptación únicamente.
No... lo que más me molesta de callarme la boca cuando tengo que decir algo, es que la persona que tengo delante nunca va a aprender, ni siquiera se va a molestar en aprender, a no cometer errores, y, por lo tanto, seguirá tratando de encalomárselos al primero que se encuentre.
Las polémicas que personalmente puedan surgir fruto de algún desacuerdo con quien teclea tan estrepitosamente a estas horas de la madrugada, son polémicas "de las buenas". No nacen con la intención de herir, ni de humillar. Ni siquiera con la malsana manía de querer tener la razón (aunque se tenga la razón).
No necesito demostrarle a nadie que tengo razón cuando la tengo. Me basta con saberme poseedor de la razón, insisto, si es que la tengo.
Mis polémicas nacen con la intención de hacer comprender a quien tengo frente a mi, mi punto de vista. Que no ncesariamente tiene que ser el correcto, pero para eso están los debates.
Tu opinas, yo opino, tu replicas, yo replico, tu razonas, yo razono...así va la cosa. Hasta llegar a una conclusión.
Pero cuando se aplica como punto de partida a una opinón pública, una censura del tipo "yo opino esto, y no pienso hablar más del tema"... el comienzo ya es malo. Y el final no puede ser mejor.
Si no quieres que nadie te discuta algo, no lo digas en voz alta.
Es lo que tiene la democracia esta. Que somos libres de opinar, cuando el tema es de carácter público. Y si es del ámbito privado, sólo podremos opinar con permiso expreso de los protagonistas. Al menos, hasta que se convierta en un tema público.
Así que, me río yo de la peña que está en el rollito rosa de la tele.
O de las opiniones vertidas en los blogs del mundo entero sobre los que "no se admite opción no sólo a replica, sino ya a opinión".
¿Pa que lo publicas?
No lo publiques...

Nota del autor (que soy yo): Quizas no tenga razón, pero ya sabeis: contra la sinrazón, despreocupación. que además rima.

martes, 16 de noviembre de 2010

De censuras

Leyendo mi anterior entrada, en busca de mis más que habituales errores ortográficos, me vino a la cabeza una cuestión relacionada con la censura.
Básicamente, me puse a pensar en la gente que aprovechando la sinceridad que imprimen las pulsaciones en mi teclado, determinadas cuestiones de lo que escribo, o digo que pienso, puedan ser maltratadas, desvirtuadas, exageradas, distorsionadas o tergiversadas. Y que utilizando el real derecho del que disponemos en esta maltratadas democracia, alguien pudiese incluir un comentario en alguna de mis entradas, diciendo algo que a mi no me guste.
Claro, yo haciendo uso también del real derecho a gestionar mi blog como me de la gana, puedo hacer dos clics y eliminar el comentario.
No, tranquilos, no lo haré (salvo que el comentario no esté relacionado con mi blog, mi persona o mi entrada, como son los anuncios de paginas de sexo gratis, viagras, casinos y cosas así).
Pero tengo el poder de hacerlo. Pero el tener el poder para hacer una cosa, no implica el que necesariamente se tenga que llevar a cabo.
Soy partidario de la moderación, no de la censura. Amenudo, son dos términos que se fusionan con demasiada facilidad pero yo creo que son totalmente diferentes.


Por otro lado, estoy a favor de la auto-censura. Mas correctamente hablando, del auto control.
Si hubiese más auto control, no sería necesaria tanta censura. De hecho, creo que no sería necesaria ninguna censura.
Es que, encima, es fácil tener un poco de auto control. Y gratis.
A medida que vamos soplando velas, ya nos vamos dando cuenta de las cosas que debemos o no debemos hacer.
A nadie se le ocurre por ejemplo, ir a misa (bueno, los que aun vallan a misa), y llevarse el móvil con el reggaetón a todo trapo.
Aunque la verdad, no creo que nadie que escuche reggaetón valla a misa.
Voy a cambiar el ejemplo.
Uhmm.. ah, ya sé:
A nadie se le ocurre escribir un blog y eliminar los comentarios que le critiquen.
Uhmm.. no, creo que este ejemplo tampoco vale.
Ya lo tengo:
A nadie se le ocurre meterse en política, y decir que todo lo que hacen los del partido contrario en mentira, o es un fraude, o se hace con el único afán de aferrarse al sillón...
Joer..
Si que es difícil buscar un ejemplo valido.
Bueno, en cualquier caso, creo que ha quedado, como dice mi vecino Mariano, "meridianamente claro" lo que quiero decir.
La censura es un concepto universal, si cabe, mas habitual en los países con menos desarrollo, salvo la "china popular" de Carod-Rovira.
Está en manos de todos y cada uno de nosotros aplicar la censura o el auto control.
Y no ve vale la cosa de que la censura solo es aplicable a terceras personas y el auto control solo en primera persona.
Aquí las cosas se tienen que empezar por uno mismo.
Además, censura sin bigote...ya no es lo mismo. Y el bigote, ya no está de moda...

domingo, 14 de noviembre de 2010

De exageraciones

Me acabo de dar cuenta, de que no me gustan nada las cosas exageradas.
De hecho, hace rato que intento recordar algo que de forma exagerada sea bueno, o divertido, o... positivo de cualquier forma, -y siempre bajo mi humilde punto de vista-, pero no lo encuentro.
Estaba viendo unas fotos en flickr cuando  se me iluminó la bombilla de "no a las exageraciones".
Pero por otro lado, cada uno -of course- es libre de exagerar todo lo que quiera.
Y digo esto (lo de que cada uno exagere lo que quiera), por que una vez metí la pata: Viendo unas imágenes en un foro, me topé con unas instantáneas que tenían el color muy saturado. Muy "exagerado". Tanto, que se notaban esos puntitos rojo-azul-verde, distorsionando la imagen, aunque esto no impedía ver que lo mostrado era, creo recordar un gato.
Y así, a las bravas, me pongo a escribir un comentario para el fotógrafo en cuestión, y encima, sin ni siquiera molestarme en ver quien era.
El comentario decía algo así como "si la saturación del color fuese venenosa, ahora mismo estaríamos todos muertos". Creo que añadí algo mas, como dando un consejo de como mejorar la imagen...no lo recuerdo exactamente, pero por ahí iba la cosa.

Evidentemente, mi comentario incluía un "jejeje", por que lo decía en un tono distendido y, pretendidamente gracioso.
Al día siguiente, visitando de nuevo ese mismo foro, la propietaria de la imagen me había respondido, poniéndome las pilas bien puestas. Básicamente me decía algo así como "que quien coño soy yo para decirle a ella como sacar  sus fotos". Bueno, es un resumen por que la cosa fue un pelin mas dura.
Y claro, ahí fue cuando me fijé que, la fotógrafa en cuestión era una pequeña-gran eminencia en el sector. Mas tirando a "gran". De hecho, una vez, mientras estudiaba estas cosillas, hice un trabajo no recuerdo bien sobre qué (creo que era algo relacionado con el expresionismo), incluyendo varias de sus imágenes en mi tesis.
Vamos, que fue algo así como toparme con un trabajo de Félix Rodriguez de la Fuente sin comprabar previamente que es él, y tratar de explicarle la diferencia entre un lobo y un perro.
Me comió por una pata y mis disculpas, aunque creo que finalmente sirvieron para apaciguar su más que justificada ira, me dejaron claras un par de cosas o tres. Entre ellas, que cada uno hace con sus trabajos lo que le sale de los wevos.
Y cuento esta resumida historia, volviendo de nuevo a lo que iba, por que, según decía yo al principio de esta entrada, no me gustan las cosas exageradas.
Una imagen con un motivo exageradamente protagonista, por ejemplo (no hace falta que sea el tratamiento en postproduccion), tampoco me hace especial gracia.
O las personas que hablan de forma exageradamente alta o tienen un lenguaje corporal exageradamente nervioso.
Los conductores que van exageradamente rápido o cerca.
Las películas con una violencia exageradamente gratuita.
Los jefes exageradamente jefes (esos que creen tener la razón un numero de veces demasiado exagerado) o que ostentan con exageración su responsabilidad..
El volumen exageradamente alto, el frió exagerado, las esperas exageradas, las exageraciones exageradas...
Ni siquiera las comidas exageradamente especiadas, ni las explicaciones exageradamente explicadas.
Vamos, que todo lo que se salga de la media por un extremo.. no me suele gustar.
Y esto incluye la política, los amigos, la economía... creo que todo. Ya digo que no me doy cuenta de nada que, siendo exagerado, me guste.
Bueno, quizás si fuese el poseedor de exageradas cantidades de dinero... pero sacando eso, creo que no hay nada más.
En fin, que todo esto, yo ya lo sabia.
Pero viendo esa foto de flickr, me di cuenta de una cosa:
Una cosa que es más importante que el que me guste o me deje de gustar algo exagerado:
Me di cuenta de que tan sólo es mi opinión.
Y de que mi opinión, no necesariamente tiene que ser la buena.
¿Y qué implica esto?
Pues básicamente que si, mi opinión no necesariamente tiene que ser la buena, y yo opino que aquella foto de flickr está mal tratada...a lo mejor es que, mi opinión es la mala y aquella foto de flick está bien tratada...

Como dice mi abuela, "sonche cousas do demo" (son cosas del demonio)...

sábado, 13 de noviembre de 2010

De responsabilidades

Hace bastante tiempo que me vengo fijando en que ya nadie asume ningún tipo de responsabilidad.
De ningún tipo.
Da igual que te pillen dentro de un banco cargando billetes a las 4 de la madrugada, o que simplemente digas uno de esos comentarios "desafortunados" que puedan molestar alguien.
El caso es echar balones fuera y escabullirse.
Una vez más pongo ese ejemplo del operador de telefonía que te activa (y cobra) servicios sin tu consentimiento, y cuando te das cuenta, con suerte te lo desactivan pero no devuelven ni un duro.
O algo que compras, falla y a pesar de la garantía, de marean una y otra vez hasta que se agote el periodo, como el caso de Pixmania (a quien más adelante dedicaré una entrada para aportar mi granito de arena por las malas artes que practican a la hora de vender o aplicar garantias).
La garantía de los flamantes coches que vemos en la tele es quizás, la que se lleva la palma con diferencia: Da igual que el coche tenga 3 meses. Amenudo te dirán que ha sido por un mal uso o por desgaste ¿normal?, y no por un defecto de fabricación.
El que cuenta un chiste de "putos maricones" a destiempo, a sabiendas de que parte de quien le escuche es homosexual (o peor aún: sin saber si alguien es homosexual), y encima, trata de razonarlo como gracioso, alegando que "es sólo un chiste que tiene mucha gracia", en vez de decir un "ups. lo siento. pensé que haría gracia". Y la cosa hubiese quedado en nada.
El que aparca en doble fila y te tiene atrapado 35 minutos hasta que llega la grúa, y encima se cabrea por que no lo has buscado por los bares o locales cercanos. La gente se piensa que  poner las luces de emergencia del coche, es sinónimo de invisibilidad. Lo flipo con esa actitud.
No voy a poner ejemplos de política. Bueno sí, por que no puedo con la extrema derecha disfrazada de "simplemente derecha" que tenemos en este país, odiando a todo el que no sea de su cuerda, y poniendo todo tipo de trabas a quienes no comulguen con sus preceptos.
Seguiré diciendo una y mil veces que el problema no son las diferentes ideologías políticas, sino simplemente el tachar como "inadecuado" (por ser sutil), todo lo que no sea como ellos, y por tanto destinado a la extinción. Léase cuestiones de idioma, sexo u orientación sexual, religión, economía.. en definitiva, insolidaridad. La gente de derechas se piensa que dar parte de lo que les sobra a la iglesia (es decir, a ellos mismos), o apadrinar un niño por 30 euros, es ser solidario. Cágate chatín.
Me hizo mucha gracia esa encuesta realizada por la propia derecha de España, en la que se preguntaba si, a pesar de haberse demostrado la corrupción de un político (de derechas), le seguirían votando, y la mayoría de la gente de derechas, dijo que sí. No hay mas preguntas señoría...
Mas irresponsabilidad que esa.. no hay.
El cinismo es un brazo de la irresponsabilidad. Se usa mucho.
En definitiva, todo se reduce de nuevo a ser un pasota o no. Un insolidario. El preocuparse nada mas que del culo propio sin tener nada más en cuenta.
Que no digo que no se puedan cometer errores. Pero para eso se han inventado las disculpas.
Quien en vez de disculpas emplea excusas, habla por si sólo.
Yo soy de los que piensa, haciendo propia una frase que me ha comentado un amigo, que "no juzgo a la gente por sus errores, pero sí pido que paguen por ellos".
Pero ya nadie quiere pagar por sus errores. Ni siguiera se reconocen haber cometido errores.La disculpa ha quedado en el recuerdo. Todo el mundo lo hace todo bien.
Que pena...

viernes, 12 de noviembre de 2010

De princípios

¿Mejor sólo, que mal acompañado?
A ver:
Pongamos que una persona tiene...cuatro círculos sociales.
Compañeros de trabajo, sus amigos de toda la vida, los amigos que venían con su pareja, y el puñado bien nutrido de simplemente "conocidos" que tenemos todos.

Pongamos también, que parte de los amigos de toda la vida de esa persona, hacen o dicen algo, que va en contra de sus princípios.
Como esta persona no es de discutir...simplemente se aleja.
Pongamos que por cuestiones de trabajo, el buen rollito que había en la oficina de esta persona ha desaparecido y, ahora esa persona se limita a cumplir estrictamente con su horario, limitándose escrupulosamente a las tareas que por contrato le vienen asignadas, en vez de "echar una mano", como antes. Y al salir, para casa directo.
Pongamos además, que los amigos que venían con su pareja, no son demasiado sociables fuera de su propio círculo, por lo que los saludos se limitan a una o dos veces al mes.
Y pongamos, por poner una última cosa, que los "simplemente conocidos" que todos tenemos, son, precisamente por eso, personas vacías que no aportan casi nada.

Ahora esto lo sazonamos con la manía que tiene el protagonista de este supuesto, de rodearse únicamente de personas que le aporten algo, sobre todo, de manera espiritual o intelectual.

¿Qué tenemos como resultado?
¿Soledad?
Pues no.
Lo que tenemos es..paz. Tranquilidad.
¿Y como es eso posible?
Pues a mi me lo han explicado así, y lo he entendido y todo:
Una persona con una personalidad bien diseñada, cuando no está rodeado de gente, (que solo del todo nunca se está), dedica su tiempo, a cuestiones para otros más vanales como sus hobbies, la lectura, pasear, hacer deporte, dormir, incluso estudiar, o trabajar un poco más.
Y precisamente por eso consigue mantener el equilibrio entre su estabilidad psicológica, y su realidad.
Al contrario, cuando se rodea de gente, lo hace pero únicamente de personas que le aporten (y a las que aporte) algo, para así de nuevo, mantener ese frágil equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe.
¿cual es la moraleja de todo esto?
Pues muy fácil: Mejor bien acompañado. Pero también sólo, si lo que te rodea no te aporta nada.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

De malas artes

Entiéndase como "mala arte" toda acción u omisión que realiza un sujeto, con la intención de conseguir un objetivo, a través de prácticas de dudosa reputación. O así me lo aprendí yo.

En un trabajo de oficina como el mio, me veo constantemente rodeado de malas artes. Le llaman mobbing, y no necesariamente tiene que ser directamente un acoso. Es suficiente con que te vallan minando día tras día con pequeñas fruslerias. Incluso poner silencios donde antes había conversaciones. O desautorizar al veterano en pro del nuevo, delante de los compañeros, con cualquier tontería. O no decir nada cuando se tendría que decir. Los trepas, los pelotas y los enchufados son también claros ejemplos de malas artes laborales. Todos sabemos a que me refiero cuando vemos "cosas raras" casi nunca demostrables. Yo siempre digo que mi trabajo es un nido de víboras. Pero es el que tengo. Y mi sueño seria llevar conmigo un lanzallamas algún día. Pero lo dejaré para cuando me toque la lotería.

En el supermercado, la señora mayor que se cuela haciéndose el avión alegando despiste ocasional y transitorio, por estar embobada con el precio tan barato que tiene el pollo hoy, también practica las malas artes. O que cuando llega una nueva cajera para acelerar una cola lenta, los que estaban por detrás de ti, pasen a estar por delante.

Esas "malas artes", se ven incluso en el banco, cuando el cajero de la caja, donde te recogen los dineros, se niega a facilitartelos por que "para eso ya está el cajero automático". Que wevos que tienen los señores cajeros.

También en el atasco de cada día, donde un dios del volante aprovecha tu distancia de seguridad para, con un quiebro de volante, colarse al milímetro. O el peatón que se salta el semáforo "por que llueve".
O Caminando, el señor que viene de frente con paraguas, pegado a la pared, y se detiene delante de ti, que vas sin paraguas, con la clara intención de que te quites del medio, y le dejes pasar por debajo de los salientes/balcones.
O en el peaje, cuando se niegan a cobrarte con un billete superior a 20 euros, a pesar de ser moneada legal, y para joderte, te dan 47 euros en monedas de euro, cincuenta cts y 10 cts. Suele ser el inicio de una guerra de monedas, pues para la siguiente le pagaré en monedas de centimo.Eso si: dejándole 2 céntimos y una hoja de reclamaciones de propina.
En el centro de atención al cliente de tu operador de telefonía, cuando te activan (y cobran) una tarifa plana, y luego insisten en que te la han ofrecido y tu la has aceptado, a pesar de no existir ninguna prueba ni grabación que avale esa tesis.
En los amigos que se empeñan en competir por amistades de terceros, con el único afán de demostrarse a si mismos, -y si eso a los demás-  que su vida es mejor y mas feliz que la de cualquier otro, o la tuya propia, con artimañas tan cutres como organizar un evento al que saben que no podrás asistir, para posteriormente reprocharte la no asistencia o tu cabreo.
En los que apoyan un partido político que fomenta la legislación necesaria para que parte de la población tengamos menos derechos que los demás.
Los votantes del PP son cómplices de querer que yo sea menos que ellos, por no ser como ellos.
Los que quieren caer bien a todo el mundo y terminan por ser tachados de cínicos. Nadie  le puede caer bien a todo el mundo en todos los aspectos.
Incluso se ven retazos de, ya no malas artes, sino directamente "artes perversas", en lugares como los parques infantiles cuando dos madres discuten por qué hija llegó primero al columpio.
O cuando vas a subirte al coche y compruebas que el de delante y el de atrás han aparcado apoyados físicamente a las defensas de tu coche, impidiéndote toda posibilidad de maniobra, teniendo además algo que decir, por no haberte puesto a pitar para que salgan del bar a las 2 de la madrugada molestando a los vecinos, en vez de llamar a la grúa.
El que aparca en doble fila ante un hueco vació, merece un episodio para él sólo.
El vecino que se empeña en buscar los límites de tu paciencia, haciendo que todo el mundo se levante a la hora a la que él se tiene que levantar (las 5 y media de la madrugada), con el sano pretexto de que "es su casa y hace lo que le da la gana", y eso incluye el desperezarse mientras se ducha y desayuna con la radio a todo trapo.
Malas artes se pueden encontrar, sin rascar demasiado, incluso en el propietario del local de enfrente, cuando ya son 5 noches seguidas las que le salta la alarma, y no quiere pagar para que se la ajusten, alegando "que alguien le ha dado un golpe en el cristal del escaparate".
Soberanamente me preocupan las malas artes de quienes teniendo una flamante y malpagada plaza de aparcamiento en su edificio, siempre dejan el coche en la calle, a pesar de los problemas de aparcamiento que existen.
Y se me vienen a la cabeza más adjetivos como "insolidaridad", pero un insolidario no deja de ser alguien que, con malas artes hace algo sin plantearse el perjuicio que pueda ocasionar. Por que los que encima se lo plantean y se la pela, además son unos cabrones.
Yo creo que es esta ciudad que me pone malo.
A ver si mañana escribo sobre algo positivo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

De futbol

El otro otro domingo me pasé como hora y media buscando una cafetería o sucedáneo, donde no tuviesen puesto algún partido de fútbol
Al final después de una docena de kilómetros y una docena de paradas, terminamos en una pastelería de esas que tienen 3 o 4 mesas para tomar un café. No tenia televisión.
Y me da pena, que me enchufen el fútbol, sí o sí. Es eso, o quedarme en casa.
Y un partido no me molestaría si no fuese por esa absurda manía que tiene el sector hostelero en basar su existencia en torno a carteles enormes escritos a mano en la puerta, o en las pizarras de la entrada, entre los calamares y la tortilla, como si de una tapa más se tratase.
Y al entrar, 3 o 4 televisiones, -una en cada esquina-, y también algún proyector contra una pared, para que no puedas ni pensar,  amén de enchufar el audio a todo trapo para que no puedas ni hablar.
Encima, una orda de ogros berrean e insultan al aparato de televisión una y otra vez, gritando de todo, a todos y de forma constante.
Nunca he sabido por qué, si nadie más que ellos mismos les escuchan.
Me da rabia no poder elegir si quiero o no ver un partido de fútbol.
Me da asco la actitud de esa, -otra vez-, orda de fundamentalistas deportivos que tachan de maricón a quienes no comulgan con su ideología deportiva.
Me deja frio el entusiasmo de esos clientes, por beber y pagar ante una televisión, y que después de dejarse sus 20 o 30 euros cada domingo por cabeza,  se quejen como el que más por la crisis y lo difícil que es llegar a fin de mes.
Me molesta mucho, casi de forma infinita, que un partido pueda reunir a más gente que una manifestación antiterrorista.
No soporto el hedor de lo económico que rodea al fútbol. La suma del "valor" de cada uno de los jugadores que juegan, los del banquillo, los distintos árbitros, cada una de las entradas del publico, los gastos de infraestructura del estadio, seguridad, publicidad, retransmisión en radio, televisión e internet,  las distintas publicaciones en prensa antes y después del encuentro, los miles de horas de emisión para tratar cada aspecto y abrir cientos de debates en torno al partido a posteriori, lo que mueve la publicidad a titulo personal con cada jugador anunciando desde cervezas hasta coches o cualquier otro evento o marca... y luego todos esos miles de implicados no dejaran ni un duro a quien les pide de forma más o menos legítima por la calle un euro para comer o para drogarse.

La ingente cantidad de dinero que mueve uno solo de los partidos retransmitidos cualquier domingo, serian suficientes para paliar el hambre de 20 millones de personas durante un año entero.
¡¡¡ VEINTE MILLONES DE PERSONAS !!!
Y todos los que escogen una cafetería con fútbol un domingo, son cómplices de que muera gente por no tener para comer.
¿Drástico? Quizás. Pero no por eso tengo menos razón.

Me queda un sabor amargo asqueroso, cada domingo.

viernes, 5 de noviembre de 2010

De sueños

Me despierto y animosamente abro un ojo. Luego el otro. Me doy cuenta al instante de que he dormido muy bien. Encima, los rayos de sol se filtran por las rendijas de la persiana.  Todavía no ha sonado el despertador.
Una sensación me da a entender que es el preludio de un día magnífico.
Al contrario de lo que suele ser habitual, tengo ganas de levantarme, así que...me levanto.
Y me dedico más tiempo del habitual en la ducha.Me doy un homenaje. Realizo todas esas tareas que habitualmente dejo para  otro momento. Esos pelillos que sobran, esa crema que nunca me pongo, ese afeitado meticuloso, esa perilla bien recortada y alineada...

Para desayunar me premio con unas buenas tostadas, un buen colacao, y un zumo de naranja.
Los cafés con leche rápidos de siempre, ya son rutinarios.
Aprovecho para adelantar tareas domesticas.Ordenar objetos en las estanterías, iluminar la casa abriendo bien persinanas y ventanas, recogiendo las cortinas.
Siento que la luz me alimenta. Y me gusta.

Poco después, de camino al trabajo, voy muy por debajo del limite de velocidad. Me fijo en detalles que, en mi camino de los últimos casi 5 años, no me había fijado.
El color de aquella casa, la forma de aquel árbol, la fuente a la que nunca voy, el contraste del mar y el cielo...
Hasta aparcar me ha resultado sencillo hoy. Y casi casi delante de la puerta del trabajo. Apenas 4 minutos de caminata, que aprovecho para disfrutar de un cigarro y observar al resto de los viandantes.
Me gusta la sensación que siento. Siento que molo kilos.
Me siento wapo.

Y entro por la puerta de mi oficina. saludo a la vigilante de seguridad y le regalo la mejor de mis sonrisas, recordándole lo especialmente bien que le queda hoy  su uniforme de todos los días. De camino a mi cubículo me cruzo con 3 o cuatro compañeros a quienes saludo afanosamente con pequeños tópicos para hacer más llevadera la carga de trabajo.

Llego a mi puesto, y saludo a mis compañeros del turno de mañana.
Coqueteo ligeramente con uno que está especialmente bueno. otros, me ponen al día sobre las tareas realizadas, las no finalizadas que tendré que rematar y las de la tarde.
Entre nota y nota, nos preguntamos por nuestros respectivos fines de semana, nuestras parejas...
Hablamos un minuto sobre casas de turismo rural, sobre un par de contratos de unos clientes, acordamos nuestros dencasos de buen rollo, como siempre, y me siento delante de mi ordenador.
 La jornada laboral se me pasa de un tirón. Me gusta. Es agradable. La oficina es acogedora, los compañeros agradables y las tareas entretenidas. Así que, el quedarme casi 90 minutos mas de forma gratuita por encima de mi horario oficial, no me supone ningún esfuerzo.
Por la noche, de vuelta a casa, también me fijo en pequeños detalles, pues la luna llena lo ilumina todo. Ni siquiera me molesta la espera de 15 minutos del cruce de siempre a esas horas.
Llego a casa, me siento en el sofá antes de cenar, haciendo un repaso mental del día.
Ha sido magnifico.
De hecho, todos los dRRRRRRRRRRRRRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINNNNGNGGGGGGG ¡¡¡¡

¿El despertador?
¿Ya?
¿Ha sido un sueño?
Joder, otra vez mas a levantarse para ir a trabajar.
Y encima llueve. Cagontodoloquesemena...

martes, 2 de noviembre de 2010

De preguntas sin respuesta.

Siempre me he preguntado en qué momento se decide aplicar una reforma de cualquier índole en la ciudad.
Es decir; ¿se levanta el jefe de policía por la mañana un buen día, y decide realizar una propuesta para cambiar de dirección media docena de calles, por que le viene mejor para ir a trabajar?
O, ¿mientras el alcalde almuerza, se fija en que la guarnición de su guiso adquiere forma de espiral y decide proponer la creación de un enlace de acceso a la autopista?
O ,quizás el jefe de urbanismo ha tenido un flashback mientras estaba sentado en el trono, y ha decidido que todas las farolas y aceras sean de color marrón, y eso justifica una inversión millonaria?

Quiero decir, para que se me entienda mejor, ¿Hacen las cosas por que les da la gana por el simple hecho de asegurar su puesto de trabajo y adquirir reconocimiento (que no se yo...), o alguna vez le han preguntado a los que vivimos aquí, que a fin de cuentas, somos los que los hemos puesto ahí, nuestro punto de vista?

¿Alguien conoce a alguien a quien algún responsable del ayuntamiento, policía, urbanismo... le preguntase a modo de encuesta cualquier aspecto relacionado con una futura reforma, para que aunque después pasen de nosotros, nos creamos que han contado con nuestra opinión...?

Leo en un blog cercano, que van a hacer, ahora que se aproximan las elecciones, el quinto estudio sobre la movilidad del trafico en Pontevedra, valorado en nada menos que 90.000 euros.
Los otros 4 fueron un fracaso total. Y los ha hecho el mismo alcalde.
¿Qué tiene el quinto, que no tuviesen los otros cuatro?

Veo en la web del ayuntamiento de Vigo, que a través de su página, se puede votar para decidir desde el color de las farolas, hasta la frecuencia y variación de ruta del transporte público, pasando pro la nueva construcción de aparcamientos.

Aquí no podemos ni decidir si queremos que venga otra vez más Rafael o o que nos visite por enésima vez Miguel Bosé.
La señora de cultura lo decide, y punto pelota. luego los de marketing, ya se encargaran de darle forma y pintarlo bonito para que la gente se crea que ha requerido de un gran esfuerzo el volver a repetir con alguien que sale barato. Por que si encima sale caro, es para aplaudirla y decirla que mejor cante ella. Al menos sería más divertido.

Esta entrada no pretende criticar nada en concreto. Más bien, el conjunto de gestiones a lo largo de varios años, de todos los que se han acomodado en el puesto pensando que es para toda la vida. Supongo que ese es el gran defecto de los que llegan a la política: que se creen que van a estar ahí toda la vida, y se aferran al sillón con uñas y dientes.
Si tuviesen un poquito, sólo un poquito de dignidad, y sentido común, darían paso a otro después de varios mandatos.. Sobre todo si para mantenerse en el puesto tienen que realizar malabares, pactos y acuerdos con otros grupos políticos.

Son preguntas sin respuesta. Dudas que tiene uno.