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domingo, 20 de diciembre de 2015

De Elecciones

El pueblo ha hablado. Al menos, una parte de él. 
Todavía hay quien prefiere quedarse en el bar a ver un partido de fútbol, en lugar de hacer algo que no le tomará mas de 15 minutos y que le afectará directamente, al contrario de lo que ocurre con el resultado de ese partido de fútbol, aunque después seguro que tendrán el arrojo de protestar si algo no les gusta.

Pero en esta ocasión, algo ha cambiado. Esta vez, se ha terminado el bipartidismo.
Aunque todavía hay quien tiene el papo suficiente como para aupar al primer puesto a un partido que nos ha machacado desde el primer día de mandato, un partido que se ha demostrado, tiene el récord de corruptos, pero en esta ocasión no han obtenido el resultado suficiente como para poder hacer lo que quieran con mayoría absoluta.

En esta ocasión, y aunque aun falta un tiempo para que se cierren los pactos necesarios para poder formar un gobierno, las decisiones que se tomen, no dependerán solo de uno. Y las decisiones acordadas y conjuntas siempre son buenas.
Cuando el escrutinio a la hora de escribir esta entrada se encuentra al 97%, los resultados de los cuatro partidos que distancian al resto, y que ya no se moverá mucho mas, quedan así:

Partido Popular: 121 Escaños.
Partido Socialista: 92
Podemos: 69
Ciudadanos:40

EL resto de los grupos políticos suman 19 escaños, una cantidad suficiente como para poder variar sustancialmente el gran pacto final.

A partir de ahora, y durante los próximos días, lo de siempre:
Ningún partido político asumirá que ha perdido,  todos afirmarán que han ganado.
Unos pro que han subido, otros por que a pesar de haber sufrido un descenso estrepitoso, tienen otros por debajo.
También se acusaran unos a otros de no ceder en las negociaciones para pactar un gobierno, y, por ende, impedir el inicio del gobierno del país.

Se destapará algún tongo en las urnas de alguna localidad, habrá ruido por el voto extranjero, saldrán a la luz mil y un trapos sucios...


Solo esperemos que las izquierdas tengan la coherencia suficiente para poder aunar fuerzas y sacar del gobierno a quienes nos han traído a esta lamentable situación.

Estaremos atentos.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Así nos va

Imaginaba que sería mas o menos así, pero lo que no esperaba, es que fuese algo tan exageradamente descarado. Sin pudor ni vergüenza. A bocajarro.

El como algunos medios de comunicación han MANIPULADO la noticia, en lo tocante al muchacho que le dio el puñetazo a Rajoy, es algo que me ha dejado literalmente boquiabierto.

Y hablo desde el punto de vista de quien conoce a este muchacho desde el día que nació, y haber sufrido sus lloros nocturnos desde que vio la luz por primera vez, hasta hoy mismo, por compartir rellano.

De nuevo, sin pretender defender ni un ápice la violencia, y recordando lo dicho en mi entrada anterior, para que los susceptibles no empiecen a rasgarse las vestiduras de la cordura, aunque hoy no voy a centrar mi tesis en el chaval, sino mas bien, en lo que de el se ha dicho.

Y es que de este muchacho se ha dicho de todo: Desde que pertenecía a grupos organizados o ultras, de izquierdas y de centro izquierda, de independentismo...hasta las manipulaciones de las diferentes portadas, mas exageradas cuanto mas afines al Partido Popular. Incluso he leído en la web de una televisión nacional, que se le relacionaba con grupos terroristas.

Cuando uno forma parte de "los demás", como tú que me lees, y has de utilizar tu criterio, sentido común y afinidad política, para creerte o no creerte lo que estas leyendo, terminas por formar una opinión, mas exacta cuantas mas fuentes consultes, y cuanta mas voluntad y sinceridad tengas contigo mismo.

Lo normal es que la gente solo consulte una o dos fuentes, y todas ellas, afines a su ideología política.

Eso lo deja a uno carente de criterio y, por ende, su opinión vale lo mismo que nada, por muy alto que la grite, y por muchos foros en los que la publique.

En este caso, los azares de la vida han querido que quien escribe, conociese de primera mano al protagonista del suceso. Y prácticamente nada de los que se ha escrito o dicho sobre el, es cierto...salvo alguna cosa.
Por ejemplo, cuando un periódico afín al gobierno exagera y manipula intencionadamente la fotografía de su portada para darle mayor gravedad, como es este caso. Pero lo peor no es eso, sino que los lectores afines nieguen algo tan evidente, como es la comparación de las dos imágenes.
Ante la negativa a reconocer algo tan simple y evidente, ¿qué hacer?
O como en el caso de El Mundo, donde se apresuran a indicar que, "según fuentes del PP, el joven está vinculado con el movimiento independentista galego", sin indicar qué fuentes del PP, aunque, posteriormente se ha demostrado que era una afirmación completamente falsa.
También indican que "otras fuentes" (de nuevo, no detallan qué fuentes), lo relacionan con la rama más radical del Pontevedra C.F, algo que el propio equipo ha desmentido.
Y así podría seguir dando docenas de ejemplos.
Incluso de medios afines a la izquierda. Este tipo de cuestiones no es exclusiva de la derecha, aunque tengan mas experiencia.

Lo que me lleva a pensar  que, cuando yo formo parte de "los demás", y no tengo otra forma de conocer un determinado suceso, mas que a través de los medios de comunicación, no me queda más remedio que recurrir a la diversidad, el criterio y el sentido común, para crear mi opinión.

Pero cuando todos los medios mienten, manipulan, exageran, interpretan o seccionan un acontecimiento...¿qué hacer?

Supongo que la verdad no vende, y a los lectores les interesan mas las cuestiones relacionadas con follones, que la simpleza de la verdad.

El privilegiado balcón que me permite observar la diversidad de noticias sobre el puñetazo de Rajoy, y compararlas con la realidad, -una realidad que conozco mejor que cualquier de los periodistas y redactores y por supuesto, mucho mejor que cualquier de los lectores-, me deja una sensación de decepción. De desesperanza. Mis amigos, mis compañeros de trabajo, mis seguidores en las redes sociales...cada uno tiene su propia opinión. Y lo peor es que prefieren dar más crédito a su medio de comunicación favorito, que a quien conoce personalmente al protagonista.
El oír justificaciones absurdas a esas manipulaciones, teorías de todo tipo -como la de que es algo "amañado" para que el PP gane mas votos-, e incluso todo tipo de chismes y rumores sobre la familia del muchacho, sabiendo que prácticamente nada de lo que se publica es cierto, me da pena.
Y hace que me plantee muchas cosas relacionadas con la credibilidad de los medios o de las personas.
De nuevo, los únicos responsables sois, quienes tenéis la incapacidad de admitir una discrepancia, una crítica o el desconocimiento de algo, pero os veis en la necesidad de dar como verídica, una opinión después de leer cuatro comentarios en Internet, y vuestros dos periódicos afines preferidos.

Y, debido a vuestra incapacidad de ver más allá de vuestras narices, así nos va.

A todos.




jueves, 17 de diciembre de 2015

El puñetazo de Rajoy

Mi vecino de enfrente ha cumplido ya 17 primaveras de esas, vive con sus padres, y sufre algún tipo de desorden psicológico que, en ocasiones, hace que se vuelva un poco agresivo con los objetos. Aunque hasta la fecha, no había pasado de ahí.

Desde muy pequeño, se le veía mas activo de lo normal. Ignoro si esto está relacionado de alguna forma con la hiperactividad o la esquizofrenia, como leo en algún medio.
A veces se le oía discutir con sus padres a través de los finos tabiques que separan su casa de la mía, golpear la puerta del ascensor, o dar una patada a la pared, como un claro símbolo de desacuerdo con sus progenitores.
Durante horas, podía estar rebotando una pelota contra la pared que separa nuestros domicilios, ignoro si como diversión, o terapia.
Era, en ocasiones, algo molesto, pero muchos en el edificio estábamos al tanto de mal que lo aquejaba, y nunca le hemos reprochado ni a el, ni a sus padres, su actitud. Quizas se pueda interpretar como un gesto solidario...o simplemente para no cargar de mas estress aun esa complicada situación familiar.

Sabemos también, -como convecinos que somos-, que el chaval estaba en tratamiento, -desde hace muchos años-, y de un tiempo a esta parte se le veía mucho mejor.

Sus padres, sufrían, -sufren-, los efectos de la enfermedad de su hijo.

Ella, -su madre-, en las pocas ocasiones en las que hemos coincidido en el ascensor después de tantos años compartiendo rellano, trataba de aparentar toda la normalidad que las circunstancias le permitían. 

A veces, hablábamos de lo revuelto que se había puesto el tiempo.
En temporada alta de ERE´s, al inicio de la crisis, incluso hemos intercambiado algún comentario sobre lo "complicado que es todo", pero ambos hemos concluido durante el breve trayecto del ascensor, que "nunca llovió que no escampara", y que al final, todo pasa.
Estoy convencido de que ella, en una mezcla de vergüenza y esperanza, estaba leyendo entre las lineas de mi observación.
La vergüenza era mutua, por ser vecinos de rellano durante tantos años, y no haber intentado nunca ir más allá de la conversación del ascensor. Quizás también, por ser consciente de las molestias que, a veces, su hijo ocasionaba.
Esperanza, por creer que alguna vez cruzaríamos esa linea de conversación banal. Y por que sí: las crisis terminan por pertenecer al pasado.

Pero un día, en vísperas de elecciones, Rajoy volvió a casa.
El Padre del Presidente tiene una vivienda en propiedad al final de la calle, apenas a 100 metros de la mía.
Es lógica la expectación que produce la presencia de un presidente de un país paseando por la calle, y mas en plena campaña electoral.
La gente y los medios de comunicación se arremolinaban a su alrededor para hacer fotos, dar la mano, felicitar...y, en el caso de mi vecino, para darle un puñetazo.

Es de sobra conocida mi  animadversión a las políticas que practica el Partido Popular en general, y Mariano Rajoy en particular, y no voy a justificar esta, ni ninguna otra agresión física, a pesar de que este partido y este presidente, debido a sus acciones u omisiones, han dejado un largo río de victimas de todo tipo, desde suicidios previos a un desahucio, violencia de genero mal gestionada, recortes en sanidad o dependencia... y seria muy fácil añadir un irónico "ya tardaba alguien en reaccionar".

Pero esta agresión, estoy convencido, no está relacionada con cuestiones políticas.

El muchacho (me refiero a mi vecino, no al Presidente) tampoco pertenece -como rápidamente se han apresurado a indicar medios de comunicación o militantes del Partido Popular-, a ningún grupo extremista, ni terrorista, ni ultrasur (ya le gustaría tener al Pontevedra CF seguidores suficientes como para añadir "ultrasures").
Tampoco milita, al menos de forma activa o publica, en partidos o grupos.

Es solo un muchacho al que se le ha ido la cabeza mas de lo necesario, en el lugar menos indicado,y con la persona menos oportuna.

Es una persona que está enferma. Yo lo veo así, y hace 17 años que lo conozco.
Y sin restarle importancia a sus actos, creo honestamente que mas que condenarlo, habría que ayudarlo.
Quizás, quien lea esto desde la distancia, piense que hay que tratar a todo el mundo por igual, terroristas, o locos.

Hasta que nos toca de cerca y vemos como la realidad de las cosas se empiezan a distorsionar, y termina por convertirse en un manojo de titulares sin contrastar,sacados de contexto, utilizados como palanca electoral para arrapiñar unos pocos votos mas, sazonado con opiniones carentes de valor por su inexactitud o su completa erroneidad, pero que todas juntas crean el ruido suficiente, y animan  sobre todo a los que piensan de una forma similar, a juzgar y condenar a alguien, que, en síntesis, está enfermo.

Eso es quizás lo que me hace perder parte de mi fe en la raza humana: La incapacidad de contrastar la información que reciben por que, en el fondo, no quieren hacerlo. Es mejor y mucho mas divertido,   -dónde va a parar-, abrir la boca todo lo que la mandíbula nos permita, para imponer  dar nuestra opinión.

Mariano se ha llevado un puñetazo sin motivo.
Los padres de mi vecino, se han llevado uno de los mayores disgustos/decepciones de su vida.
El muchacho todavía no sabe lo que se va a llevar, aunque seguramente, en vista de las circunstancias, todo quede en "nada".

Y al final, lo que queda es el regusto que un cuarto de país a creado, por la imposibilidad de molestarse en conocer los hechos antes de opinar, de los medios de comunicación que han decidido retorcer un titular para vender mil ejemplares mas, u obtener medio punto mas de share durante 3 minutos.
Y cuando pasen unos días, solo quedará el disgusto, la familia destrozada y la ocasión de utilizar los hechos en beneficio de unos pocos.

Una prado de pena.